domingo, 1 de junio de 2014

La educación como forma de superar estereotipos (en colaboración con la revista Mini Danza)

Hola a todos, comparto con vosotros este tercer y último artículo redactado en colaboración con Mini Danza sobre la danza y su relación con el género masculino. Espero que os haya gustado el tema que hemos tratado. ¡Hasta la próxima!


La educación como forma de superar estereotipos

Por Maite Cobo, psicóloga infantojuvenil y orientadora educativa


Nuestra sociedad bebe de la tradición y la idea de que las niñas deben practicar ballet y los niños fútbol es una opinión generalizada desde hace décadas. La elegancia que acompaña al baile (especialmente al clásico) o la delicadeza y la suavidad que muestran sus movimientos, han ido generalmente asociados a lo femenino. Sin embargo, del género masculino se espera fuerza, competitividad, rudeza e incluso ciertas dosis de agresividad, ya que son variables que han sido utilizadas durante miles de años para la supervivencia de la comunidad, especialmente para ayudar a ancianos, mujeres y niños, figuras más débiles y que más necesitaban ser defendidos ante un posible ataque. Tal defensa venía de los hombres jóvenes del grupo y eso ha quedado a nivel filogenético en cada uno de nosotros, miembros de la especie humana.
¿Y se puede superar? . Hay aspectos asociados al ser humano que han tenido que moldearse y ser modificados porque no se concebían ya tras el desarrollo de una sociedad y, respecto a este tema que ahora tratamos, sucede igual. Se trata de un estereotipo plagado de prejuicios y, como tales, éstos deben ser erradicadosLos prejuicios no son algo inherente a la naturaleza humana sino que son aprendidos y, por ello, pueden ser modificados.
¿Qué tendremos que hacer para conseguir tales cambios? Tan sólo hay una variable que podemos utilizar para ello, y se trata del factor más importante que tiene nuestra sociedad: la educación. Y tal educación ha de originarse, en primer lugar, en nuestras casas. Nosotros los padres somos el origen del cambio, la chispa que hace que se consiga ver como algo normal el hecho de que nuestros niños dediquen parte de su tiempo al arte del baile y la danza.
Además de las familias, un segundo factor indispensable son los centros educativoslugares donde se debe trabajar la educación en valores, independientemente del sistema educativo que haya en ese momento. Trabajar la educación en valores permitirá que nuestros hijos aprendan a respetar las aficiones de los demás, a tratar a los otros desde la igualdad y, al mismo tiempo, en la diferencia y, sobre todo, a que sean capaces de empatizar, es decir, de ponerse en el lugar del otro para entenderlo un poco mejor y aceptar que es diferente a mí, ni mejor ni peor.
En tercer lugar, no cabe duda del papel que juegan los medios de comunicación y, entre ellos, las redes sociales. Si en ellos se transmitiera normalidad hacia este tema, influiría enormemente a que dejara de verse como algo peculiar y raro. Me apena que no nos encontremos en nuestra cartelera (ni para niños ni para adultos) bailarines heterosexuales que protagonicen series o películas exitosas o de amplio alcance y que enamoren a la guapa protagonista; personalmente no me viene en estos momentos ninguna película o serie de TV del perfil que cito al respecto.
Y para acabar, no podemos olvidar la relevancia que tienen los iguales para nuestros hijos. A partir de los 8-9 años y en la adolescencia, los amigos y la opinión que éstos tengan en relación al baile influirá mucho, tanto de forma positiva como negativa, según qué opinen al respecto. Tal vez yo sea la mamá de un hijo que quiera ser bailarín o cuyo amigo adore el baile, por ello yo tendré que educar a mi hijo en la diversidad y en el respeto, a fin de que él respete las aficiones de su amigo. Y como habréis visto, ya volvemos al principio de nuestro discurso donde aparecía el importante papel que juegan las familias.


lunes, 26 de mayo de 2014

El niño en la danza: ¿cómo afrontar el miedo al rechazo? (en colaboración con la revista Mini Danza)

Hola de nuevo, este es el segundo de los tres artículos que Mini Danza publicó hace unos días en relación a los niños y la danza. Espero que os guste. Saludos

El niño en la danza: ¿cómo 

afrontar el miedo al rechazo?


“El sitio de la danza está en las casas, en las calles, en la vida”
(Maurice Béjart, bailarín y coreógrafo)
La aceptación y el respeto dentro del ambiente familiar son importantes para que el niño se sienta libre a la hora de elegir aquello que le gusta. En muchas más ocasiones de las que creemos, los niños se sienten cohibidos y muestran recelo a bailar en público por miedo a que sus amigos, o su entorno, se rían de él. En caso de que así sea, ¿cómo debe afrontar el niño esta situación?
billy elliot clase danza 2
Alta autoestima y autoconcepto positivo
Según la especialista en psicología infantojuvenil Maite Cobo, cuando un niño tiene muy claro que quiere dedicar parte de su tiempo al baile, debe ser mentalmente fuerte y mantenerse seguro de sí mismo. Un niño con una alta autoestima (que significaría escuetamente “quererse a sí mismo”) y un autoconcepto positivo (que él se vea bien a sí mismo) será capaz de superar el miedo a la opinión de los demás y podrá dar forma a su sueño.
Para poder lograrlo, y como explica la también orientadora educativa Maite Cobo, es imprescindible el apoyo total de los propios padres, ya que a edades tempranas siguen siendo el factor más importante para su crecimiento físico, mental y psicológico.
padres e hijoImma Abad, licenciada en psicología y especialista en psicología infantil, apoya totalmente esta idea y añade que “si un niño desarrolla seguridad y posee una fuerte autoestima es más difícil que los comentarios negativos de su entorno puedan hacerle daño”. Por lo tanto, la psicóloga Imma Abad recomienda ayudarles a crecer teniendo confianza en sí mismosreforzando sus cualidades y dejando que puedan tomar pequeñas decisiones.
Aceptación y respeto de los padres
Por lo tanto, como revela Sara Martínez, psicóloga especialista en educación e intervención familiar, la acción no se debe enfocar hacia el niño, ya que poco podrá hacer si es pequeño. “Sólo podemos cambiar lo que siente a través de los padres. Si ellos lo aceptan, él lo vivirá con normalidad”, sentencia la psicóloga.
billy elliot santando 2Es importante entender y asimilar que la danza, además de ser un medio para que los niños se diviertan y disfruten con movimientos rítmicos del cuerpo, es una forma de comunicación artística y de expresión de emociones, sentimientos, pensamientos, imágenes y estados de ánimo del ser humano. Por ello, como explica la psicóloga infantojuvenil Maite Cobo, si el niño es capaz de superar el gran obstáculo del prejuicio que padece en la sociedad actual, será feliz y “sólo cuando nos dedicamos a lo que verdaderamente nos apasiona es cuando empezamos a brillar y a ser luz para los demás”.


viernes, 23 de mayo de 2014

El niño en la danza, la influencia de los estereotipos (en colaboración con la revista Mini Danza)

Hola a todos,
Hace ya varias semanas, la revista Mini Danza, especializada en danza infantil, se puso en contacto conmigo para hacerme una entrevista. Fruto de ella, se han publicado varios artículos, en participación con otros profesionales, que me encantaría compartir con vosotros. Hoy publicaré el primero de los 3 que se han hecho. 
Espero que os resulten interesantes.

El niño en la danza: la influencia de los estereotipos


“El sitio de la danza está en las casas, en las calles, en la vida” (Maurice Béjart, bailarín y coreógrafo)
La tradicional imagen de los niños jugando al fútbol y las niñas practicando ballet sigue presente en la sociedad, si bien en menor medida que antes. Este estereotipo provoca que muchos niños no practiquen danza por miedo al rechazo. La escasa popularidad que recibe el baile entre los niños provoca que éstos no muestren deseo de practicarla.
Sin embargo, en los casos de niños que tienen conocimiento de su existencia, y tal y como expone Maite Cobo, psicóloga infantojuvenil y orientadora educativa, iniciarán el camino de la danza si se cumplen diversos factores:
- Que comiencen a una temprana edad, cuando todavía los estereotipos no han hecho demasiada mella en ellos.
- Que haya una sensibilización familiar libre de prejuicios, que permita que el niño valore y aprecie la danza.
- Que el menor tenga confianza en sí mismo, a fin de que no le afecte lo que puedan decir los demás de él.
El peso de los estereotipos
Como expone la psicóloga infantojuvenil Maite Cobo, la elegancia que acompaña al baile, especialmente al ballet, o la delicadeza y la suavidad que muestran sus movimientos, han ido generalmente asociados a lo femenino. Sin embargo, del género masculino se espera fuerza, rudeza e incluso ciertas dosis de agresividad, ya que son variables que han sido utilizadas durante miles de años para la supervivencia de la comunidad.
Children playing soccer.Una idea que comparte Quino Ferrer, licenciado en Trabajo Social y Sociología, quien asegura que, además de por la tendencia biológica de los niños hacia la luchalos pequeños se decantan por el fútbol porque éste lo invade todo. “Los éxitos de los futbolistas se consideran en la sociedad como lo mejor que te puede pasar en la vida”, subraya el sociólogo.
De hecho, la reconocida psicóloga deportiva Patricia Ramírez plasmaba recientemente este estereotipo en su libro “¿Por qué ellos sueñan con ser futbolistas y ellas princesas?”, que fue un gran éxito.
Junto a ello, también es importante destacar que los estereotipos y prejuicios asociados a este tema varían en función de la cultura y la comunidad. Según Maite Cobo, también orientadora educativa, en todo el país existe cierto prejuicio en este tema, aunque el nivel de rechazo por los niños que practican danza es distinto en cada territorio, debido a la propia idiosincrasia cultural de la zona.
Por ejemplo, en ciudades como Barcelona o Madrid la evolución se ve más claramente, ya que son grandes ciudades que albergan a una población más cosmopolita y diversa, explica la psicóloga Maite Cobo.
billy elliot clase danza
Como ambos especialistas opinan, la sociedad en su conjunto está cambiando y este estereotipo está siendo superado gracias a la herramienta más importante que tiene la sociedad: la educación.
Según el sociólogo Quino Ferrer, los educadores y todo el personal que trabaja con niños ya está viendo la importancia del baile, ahora falta que estos mensajes lleguen a los padres a nivel de masas. “Como todo avance social, siempre debemos empezar por nosotros mismos, por nuestras casas”, apunta el sociólogo.
La influencia de los padres
El primer espejo en el que se miran los niños es el de sus padres, por lo que su opinión afecta de manera directa en su comportamiento. Como explica Imma Abad, especialista en psicología infantil, los padres tienen una gran influencia en los primeros años de sus hijos, hasta el punto que, en gran medida, se acaban comportando como ellos esperan. Es decir, de ellos copian comportamientos y actitudes.
En muchas ocasiones son los propios padres los que educan a su hijo para que juegue a deportes considerados por ellos como “masculinos”, y rechazan la propuesta de la danza. Como consecuencia, y según la psicóloga Imma Abad, si lo que a los niños les gustaría hacer entra en contradicción con lo que saben que sus padres esperan de ellos, se produce un desajuste emocional y dejarán de hacer aquello que quieren hacer. Por lo tanto, si los padres sólo le muestran una realidad, el niño no podrá descubrir qué le gusta y qué no.
clase danza niños
Además, la psicóloga infantil Imma Abad, añade que los padres son responsables de educar a los hijos en todas las esferas, también en la emocional, social y artística. Por lo tanto, si se quiere que los hijos puedan desarrollar todo su potencial y averiguar su talento es muy importante no transmitirles prejuicios que limiten su desarrollo.
En este sentido se manifiesta Sara Martínez, licenciada en Psicología y especialista en educación e intervención familiar, quien afirma que a la hora de educar no debe haber expectativas ni imposiciones sobre los hijos, ya que “los padres deben entender que sus hijos no son su propiedad, son sólo su responsabilidad”.
Confianza en uno mismo
Por lo tanto, y como consecuencia de la influencia de la familia en el comportamiento de los niños, la psicóloga Imma Abad certifica que si los padres consideran la danza como algo exclusivo de niñas, estarán impidiendo, no sólo que los niños desarrollen su potencial, sino fomentando una autoimagen de sí mismos negativa en aquellos casos en los que desearían poder practicar danza.
niño balletIdea que comparte la psicóloga especialista en educación e intervención familiar Sara Martínez, quien destaca que la clave reside en que los niños crezcan en un ambiente familiar de aceptación y respetolibre de prejuiciosexpectativas y, por supuesto, imposiciones,  donde se sientan amados por ser quienes son. Según la psicóloga, “si un niño es educado en estas condiciones nunca sentirá miedo al rechazo, porque no necesitará que lo acepte todo el mundo”.
A pesar de los cambios que se han ido produciendo en la sociedad, la psicóloga Imma Abad considera que hay que seguir avanzando y que es importante que desde la familia se fomente que los niños se respeten a sí mismo y sean capaces de hacer aquello que les gusta, así como que respeten las decisiones de los otros.


miércoles, 21 de mayo de 2014

Mi hijo está irritable, ¿tendrá depresión?

Este tema es, sin duda, uno de los tabúes que todavía perduran en nuestra sociedad ya que a la mayoría de personas, les cuesta creer que un niño puede llegar a tener ese trastorno. Sin embargo, y aunque resulte sorprendente, afecta a más niños de lo que nos pensamos.

¿Qué es la depresión infantil y cómo puedo saber yo si mi hijo la sufre?


johnnyvintage by Flickr

La depresión es un trastorno del estado de ánimo que en niños pocas veces llega a ser diagnosticado aunque su prevalencia, o número de afectados, es similar a la de los adultos. Según los expertos, si tu hijo o alumno presenta síntomas como estado de ánimo triste, expresa malestar por medio de molestias somáticas (dolores de cabeza, dolores de tripa, etc.) y le notas una expresión facial triste o te mira poco a los ojos desde hace más de dos semanas, puedes estar delante de un caso de depresión infantil. Son niños que pueden presentar un ánimo irritable y eso se ve en forma de rabietas o berrinches, tanto con sus iguales como con mayores. Curioso ¿verdad? Este último síntoma puede despistar a los mayores que convivan con él ya que la irritabilidad no es un aspecto de la patología que tengamos asociado a la depresión. A medida que vayan creciendo, los síntomas que presenten se irán pareciendo cada vez más a los de los adultos. 

En este tipo de niños también se observa algunos de estos síntomas:
  • Apatía o pérdida de interés, lo que implicaría incapacidad para disfrutar con el juego o con las actividades escolares. 
  • Los cuentos que narra o representaciones que hace tienen un final triste.
  • Abulia o falta de energía, porque no quiere jugar con otros niños, rechaza ir al colegio, en casa se le ve desanimado, no habla, etc. 
  • Pérdida de confianza, autoestima baja, sentimientos de culpa y en adolescentes a veces ideas o intentos autodestructivos, como realizar acciones en las que corre riesgos de salud. 
  • Problemas de conducta o deseos de escapar de casa.
  • Descenso de su rendimiento académico y problemas de atención y concentración. 
  • Actividad psicomotriz agitada (hiperactiva) o inhibida.
  • Alteraciones en el sueño, por exceso o por defecto.
  • Problemas con la comida, bien porque come muy poco, bien porque se alimenta demasiado.

Brandon Christopher Warren by Flickr


¿Qué puedo hacer si observo que mi hijo muestra varios de estos síntomas?


Son numerosos los aspectos que en casa puedes trabajar con tu hijo si crees que tiene síntomas depresivos. Por ejemplo:
  1. Muéstrale un cariño incondicional y dile hasta la saciedad cuánto lo quieres.
  2. Aplica con él técnicas de relajación que le ayuden a estar tranquilo y relajado.
  3. Respeta sus preferencias e intereses, evitando ser rígido y autoritario o permisivo ya que en ambos tipos se desatienden los sentimientos del pequeño.
  4. Consigue que el ambiente familiar favorezca su expresión emocional, a fin de que tu niño se sienta con libertad para expresarse. Para ello, será importante que, como madre/padre,  hables con él de sus propios sentimientos y preguntarle cómo se siente él. 
  5. Cada vez que hable mal de él mismo (“no hago nada bien”), pregúntale porqué opina así y anímalo para que suba su autoestima y aprenda a quererse un poco más.
  6. Dedícale un tiempo extra de atención y juega con él siempre que puedas; un ratito de, al menos, 30 min. todos los días. 
  7. Establece rutinas en el hogar para las comidas, la higiene, las tareas escolares y el tiempo de ocio. El orden y el saber qué debe hacer en cada momento le ayudarán a coger confianza y a no sentirse tan inseguro en el entorno. Una buena rutina será también leerle todas los noches un cuento cuando se haya metido en su cama para dormir cuentos que, por ejemplo, podrán hablarle del reconocimiento y la gestión de emociones.
  8. También es bueno que le facilites jugar con otros niños y que fomentes sus relaciones sociales con grupos de su misma edad.
  9. El ejercicio físico será también de gran ayuda aunque evitando que pueda estresarse por un exceso de actividades extraescolares ya que eso aumentaría sus síntomas depresivos.

Si a pesar de seguir estar pautas el pequeño sigue con síntomas depresivos, deberás derivarlo a  un psicólogo infantil que certifique el diagnóstico (o no) y que te dé pautas más específicas que te ayuden a cómo tratarlo y para que él mismo reciba un tratamiento terapéutico individualizado en función de su situación. Tal intervención deberá incluir todo el entorno del niño, incluyendo familia, amigos y escuela.

Espero que la lectura de este post te haya resultado útil y, ante cualquier duda, no dudes en escribirme. Nos vemos en el próximo post.



Maite Cobo
Psicóloga Infantojuvenil y Orientadora Educativa
www.maitecobo.es 



miércoles, 16 de abril de 2014

Paula y su proceso de quitarle en pañal

rowdyHarv, internet hit and miss by Flickr
Paula es una pequeñina preciosa y pelona con cuatro pelos que nació en febrero, ahora tiene 26 meses y su madre ya está dándole vueltas al tema de que tendrá que quitarle el pañal este próximo verano y se está agobiando un poco. Hace ya tiempo que Paula avisa a sus padres cada vez que se hace caca ya que le molesta tener el pañal sucio, se acerca a su mami la mayor parte de las veces, se pone una mano en el culete y le dice bajito: “ma-ma ca-ca”. Al principio no avisaba siempre pero como su madre y su padre le felicitaban y la llenaban de besos cada vez que lo hacía, Paula ha convertido el aviso ya en una rutina, lo cual les va genial a sus padres para cambiarla lo antes posible. Ese es un buen síntoma que nos informa de que Paula puede estar preparada para dejar el pañal y comenzar esta nueva aventura que la aleja un poco más de su etapa de bebé y la acerca a la de niña pequeña. Claudia, su madre, me cuenta también que a nivel físico, la pequeña es capaz de mantenerse seca durante la siesta y por periodos de 3 ó 4 horas y que hace pipí y caca de forma regular. 

A nivel de comportamiento, Paula es capaz de sentarse y mantenerse en la misma posición entre 2 y 5 min., sabe para qué se usa el WC y también es capaz de subirse y bajarse los pantalones por ella misma con mayor o menor soltura. Claudia me dice que a la peque le gusta ser independiente, mostrarse orgullosa de sus logros y que ya hace algunas semanas que no dice a todo que “no”, lo cual es de agradecer para sus papás porque estaban un poco hartos ya de tanto “no” a todas horas y por todo. También a nivel cognitivo y mental, Paula está demostrando estar preparada para este reto ya que su madre me cuenta que es capaz de obedecer instrucciones sencillas como “cariño, trae tu biberón”, “come la carne tú solita”, etc. y que incluso tiene sus propias palabras para nombrar el pipí y la caca.

Cuando Claudia me contó todo esto de la pequeña, le comenté que la veía preparada a nivel madurativo en todos los aspectos (fisiológico, cognitivo y emocional) y le cité qué pasos tendrán que dar para conseguir con éxito quitarle el pañal a la pequeña Paula. 

¿Cuáles son los pasos que tendrán que dar los papás de Paula para quitarle el pañal?


ToddMorris by Flickr
Lo primero que tenéis que tener claro, le dije a Claudia, es que la niña podrá tardar días, meses o incluso años en algunos casos en controlar esfínteres (esa es la palabra técnica que se utiliza para hablar del pipí y la caca), porque cada niño es distinto y todos siguen un ritmo diferente. 

UNO: Cómprale un orinal portátil que también pueda acoplarse al inodoro de tu baño a fin de evitar que pueda caerse en él y un banquito, para que pueda apoyar los pies y subir y bajar del inodoro con facilidad.

DOS: Crea una rutina para ella antes de quitarle el pañal. Haz que se sienta vestida en el orinal una vez al día, en un horario fijo, después de desayunar o cuando normalmente sepas que la niña hace pipí o caca. Si no quisiera, no te preocupes, no le fuerces ni la obligues a que permanezca sentada, ya lo hará poco a poco. Si la notaras poco colaboradora, guarda el orinal durante algunas semanas y luego vuelve a intentarlo.

TRES: Una vez hayas visto que se sienta y se mantiene durante algunos minutos y que lo ha hecho durante varios días, ya puedes intentarlo sin pañal. Tendrás que explicarle que así lo hacen papá y mamá y que ella también tendrá que hacerlo todos los días. Si consigue hacer algo en el orinal felicítala, pero no insistas demasiado en ello. Ten en cuenta que lo importante es que se vaya interesando poco a poco en ir al baño solita.

CUATRO: Enséñale cómo se hace ya que los niños son expertos en aprender por imitación. En el caso de los varones, será mejor que empiecen haciéndolo sentados y más adelante que aprendan a hacer pipí de pie, a no ser que él no quiera, en ese caso no insistas. Muéstrale cómo, una vez has terminado, te limpias, tiras de la cadena, te vistes y te lavas las manos.

CINCO: No siempre hará falta pero, si ves que puede serte útil, enséñale la conexión que hay entre la caca y el WC. Cuando haga caca en su pañal, llévate a Paula a su orinal, siéntala y luego vacía el pañal en el orinal por debajo de ella, así aprenderá a asociar el acto de sentarse en el orinal con el de hacer sus necesidades. A continuación vacía el contenido del orinal en el WC y deja que ella (si quiere) tire de la cadena para que vea cómo desaparece su caca. A continuación haz que se vista y se lave las manos.

SEIS: Motiva a Paula a que use el orinal siempre que tenga ganas de hacerlo. Dejadla que de vez en cuando se pasee por la casa sin pañal y mantened el orinal a mano para cuando lo necesite. Cuanto más tiempo la dejéis sin pañal, más rápido aprenderá, aunque ciertos “escapes” serán inevitables.

thejbird by Flickr
SIETE: Si vieras que se aburre en el baño o que lo que no quiere es estar solita allí, déjale un cuento para que se entretenga o quédate con ella haciéndole compañía.

OCHO: Pregúntale a menudo si tiene ganas de hacer pipí o caca y explícale que si es así, te lo diga y la lleváis al WC o al orinal. Felicítala cada vez que así lo haga, eso la estimulará a seguir haciéndolo correctamente.

NUEVE: Respecto a la ropa interior que tendrá que utilizar al principio de las pruebas, sería conveniente que ésta tuviera una protección extra absorbente o que fueran pañales desechables de los que los niños pueden ponerse o quitarse ellos solos, combinados con pañales normales para las noches. 

DIEZ: El control de esfínteres nocturno deberá iniciarse después:
  • ¿Cuándo? Cuando la niña lleve tiempo manteniéndose limpia y seca durante todo el día. Su control no será automático sino que podrá necesitar muchas semanas e incluso meses hasta que llegue a un control total. Claudia, le digo, de hecho te aconsejo que no tires los pañales durante una buena temporada porque no es raro que en algún momento los tengas que volver a necesitar de forma puntual
  • ¿Cómo lo hago? Me pregunta. Cubre su colchón con un protector impermeable, no le dejes beber demasiada agua antes de acostarse y acuéstala sin pañal. Si pasara toda la noche seca, condúcela hasta el orinal nada más levantarla.
ONCE: Si vieras que el proceso genera muchos accidentes, posponlo hasta que el organismo de Paula esté más preparado. Piensa que los “accidentes” se producen incluso en niños en edad de Primaria.

Para esta labor será importante tener paciencia, tiempo y buen humor, eso significa que si mamá no se encuentra demasiado bien, tal vez sería buena idea posponer este reto a un momento en el que los papis sientan que tienen energía para ello ya que habrá que lavar un poquito más debido a los “accidentes” que inevitablemente se producirán. Tampoco será interesante llevarlo a cabo si van a haber cambios inminentes en el hogar familiar como ir a una nueva escuela o la llegada de un hermanito, ni tampoco si estáis fuera de casa por vacaciones o por motivos de trabajo. El ambiente habrá de estar lo más estable posible. No obstante, esto es un proceso y, como tal, no saldrá bien a la primera. Por ello, aconsejé a Claudia que se tomara los “accidentes” de Paula con humor y mucho amor, sin enfadarse con ella ni castigarla y mucho menos ridiculizarla.

Bueno, pues tal y como le dije a mi amiga, espero que mis sugerencias te sean útiles a fin de que tu hijo o hija lleve a cabo este pequeño gran reto con éxito. ¿Me escribirás para decirme qué tal te ha ido? Me encantaría saberlo. Nos vemos en el próximo post.



Maite Cobo
Psicóloga Infantojuvenil y Orientadora Educativa
www.maitecobo.es




miércoles, 2 de abril de 2014

Fobia escolar, 8 sugerencias para ayudaros a superarla

¿Qué es la fobia escolar y cómo se expresa?


La fobia escolar es el miedo exagerado que muestra un niño ante una persona, situación o relaciones propias únicamente del centro escolar, es decir, que los miedos no se amplían a otras situaciones más allá de las escolares. Tales miedos se producen justo antes de ir al colegio o incluso el día de antes por la tarde-noche. Puede presentar una amplia variedad de síntomas como dolores psicosomáticos (dolores de cabeza, de tripa, malestar general, etc.) e incluso vómitos y mareos. Su miedo por ir al colegio es tan importante que puede ponerse a gritar, a sudar e incluso a presentar un aumento de su ritmo cardíaco. Son niños que no hacen esto para hacer novillos ya que se quedan en casa y evitan salir. Tampoco muestran características disociales como mentiras, hurtos o conductas destructivas. Además, cuando los padres llevan al niño al pediatra, éste no tiene nada, o sea que muestra no tener ningún problema objetivo que dé respuesta a los malestares que expresa.

¿Qué podéis hacer los padres?


UNO: dar poca importancia a las conductas de queja del niño (“me duele la tripa”, “estoy mareado”,  “tengo ganas de vomitar”, etc.).
DOS: mostrar firmeza ante la exigencia de que vuestro hijo asista a la escuela/instituto. Si os mostráis firmes y seguros, los síntomas físicos que haya expresado (dolores de tripa, mareos, etc.), desaparecerán poco a poco. 
TRES: no le preguntéis por las mañanas cómo se siente, ese podría ser un perfecto detonante para explicar y mostrar a todos lo mal que se encuentra para ir a la escuela.
CUATRO: cuando veáis que se altera mucho al dejarlo en la puerta del colegio, informadle de forma calmada que ahora se ha de quedar allí pero que después o papá o mamá vendrán a recogerlo y volveréis a estar juntos. A continuación, tendréis que marcharos rápidamente de allí.
CINCO: en los casos en los que los síntomas sean más importantes (diarreas, fiebre superior a 37,8ºC, etc.), deberéis llevarlo a su pediatra a continuación a fin de controlar los síntomas y que al día siguiente o pocos días después pueda volver a clase.
SEIS: facilitar y favorecer al máximo la comunicación con el niño en un ambiente relajado (ej. preguntarle cuando estéis sentados en el sofá si está sucediendo algo en el colegio que le tenga preocupado, averiguar si algún niño se está burlando de él, si algún maestro o profesor le ha puesto en ridículo delante de sus compañeros, etc.).
SIETE: practicar con él técnicas de relajación dos veces al día: por la mañana, antes de salir para el colegio y por la noche, antes de dormirse (pulsa aquí).
OCHO: hacer que vuestro hijo interaccione más con otros niños y, en especial, con aquellos que vayan al mismo colegio, siempre y cuando el problema de su fobia no esté asociada a problemas relacionados con otros niños. Apuntarlo a extraescolares donde tenga que relacionarse con otros podrá ser para vosotros una herramienta útil.

Como podéis ver, la mejor terapia para superar la fobia escolar es enfrentarse a ella con prontitud porque los temores se superan enfrentándolos cuanto antes. Sin embargo, entiendo que no siempre es sencillo y en ocasiones habrá que pedir ayuda.


¿Cuándo tendréis que pedir ayuda profesional? 


Sin duda, el problema pasará a ser de leve a moderado o grave en los siguientes casos: 
  • Cuando el niño haya protagonizado conductas perjudiciales para él mismo o para otras personas. 
  • Cuando notéis que el comportamiento de vuestro hijo no es el habitual (más retraído, triste, con más miedos asociados a otros asuntos, etc.).
  • Cuando el problema esté durando más de 6 meses.
  • Cuando esté alterando la armonía familiar y os esté generando sufrimiento y pérdida de calidad de vida a los que vivís con él y/o a él mismo.

En ese caso lo más apropiado es que visitéis a un psicólogo infantil y juvenil conocedor de este tipo de casos para que os asesore e intervenga a fin de estabilizar la situación. Os recomiendo, también, que deis este paso antes incluso de dar medicación a vuestro hijo. Los fármacos han de ser la última opción a escoger para este tipo de problema. Espero que la lectura de este post os haya resultado útil, ante cualquier duda no dudéis en escribirme. Nos vemos en el próximo post.



Maite Cobo
Psicóloga Infantojuvenil y Orientadora Educativa
www.maitecobo.es