¿Te has separado? 3 propuestas para ayudar a tus hijos a aceptar vuestra separación

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La separación de unos padres supone en todos los casos un antes y un después para cada uno de los hijos. Sin embargo, la forma que tengan de aceptar un cambio tan profundo en sus vidas,  probablemente será diferente para cada uno de ellos. En todos los casos hay un proceso de duelo que tanto padres como hijos tendrán que superar ya que se ha producido en ellos una pérdida real y es la de su anterior tipo de vida. 

Son unas etapas que mi admirada Elisabeth Kübler-Ross definía como:

1º Negación: es una fase en la que el niño dice frases como: tranquila mamá, estoy bien, no ha pasado nada.

2º Ira: es el momento en el que el niño hará preguntas como ¿por qué os habéis separado?, ¡no es justo!, ¡ha sido por tu culpa!

3º Negociación: es un momento del proceso en el que el niño repetirá cosas como: bueno, ahora seguro que me comprarán más cosas cuando se las pida, seguro que me podré salir más con la mía porque se sienten culpables… Son frases que utilizarán como mecanismo de defensa ante la vivencia que están teniendo.

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4º Tristeza o dolor emocional: transcurrido un tiempo más o menos largo (en función de las características del menor) comenzarán a deprimirse y a decir afirmaciones como: la vida es muy injusta, todos mis amigos viven con sus dos padres, ahora ya no podré estar con ellos cuando los necesite, seguro que he hecho algo mal y esto ha sido por culpa mía, etc. Esta fase es importante que la pasen porque supone tomar conciencia de la separación de los padres y de que el pasado no va a regresar. Esta etapa actuará de preludio para la siguiente, la aceptación.

5º Aceptación: cuando nuestros hijos lleguen a ella, dirán frases como bueno, no pasa nada, las cosas son así y tengo que aceptarlas.

Este proceso lo sufren los niños de edades a partir de Primaria aunque se percibirá desde el exterior de forma diferente en función de la edad que tengan. Los más pequeños presentarán más problemas de tipo psicosomático (dolores de tripa, de cabeza, de oídos, etc.) y verbalizarán menos lo que sienten. En el caso de los más mayores, podrán presentar conductas más verbales y hostiles a las que no estábamos acostumbrados ver en ellos antes. En niños menores de 6 años, hay menos investigación al respecto pero, en cualquier caso, no será extraño encontrar en ellos síntomas como irritabilidad, lloros sin sentido, disminución de la verborrea o notarlos algo más taciturnos ya que será la forma que tengan de expresar que echan de menos al progenitor con el que no están. Pensad que ellos se han encontrado con la situación sin buscarla ni decidirla y supondrá un cambio muy profundo en su día a día.

Tened en cuenta también que estas etapas del proceso de duelo duran, al menos, 6 meses, aunque no es raro que su duración sea de todo un año, el proceso natural de festividades que el niño tendrá que vivir con su nueva forma de vida.

¿Y qué podemos hacer los padres para paliar un poco su sufrimiento?

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Uno: ayudadles a que pasen por las etapas del proceso sin forzar que corran. Habrá niños que necesiten estar más tiempo en una fase que en otra, eso dependerá del proceso que esté llevando el menor, en cualquier caso habrá que respetar su ritmo.

Dos: respecto al asunto mismo de la separación, algunos aspectos importantes serán:

- Permitid a los niños que vean al progenitor no custodio el máximo posible.

- Tener una buena comunicación entre vosotros, padres.

- No habléis mal del otro progenitor delante de ellos.

- Facilitadles que puedan haceros todas las preguntas que necesiten para aclararles las dudas que tengan con palabras que puedan entender.

- Permitidles que exterioricen lo que sienten, sea llanto o agresividad (siempre y cuando eso no suponga que lastimen el mobiliario o se hagan daño a ellos mismos o a otras personas).

Tres: si veis que alguno de vuestros hijos no acaba de superar las etapas de proceso de duelo o lo veis sufrir más de lo que a vosotros os parece normal, no dudéis en buscar ayuda, los profesionales estamos para que no os sintáis solos ante una situación tan difícil de gestionar como ésta.

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