jueves, 13 de marzo de 2014

Prematrículas: ¿Y si mi hijo no entra donde yo quiero?

Ya estamos bien metidos en el mes de marzo, un mes que a algunas familias genera cierta inquietud ya que se trata del momento en el que han de echar la solicitud para que sus hijos entren en un centro educativo para el curso siguiente. Son muchos los padres que sueñan con que su vástago pueda entrar en un centro de educación infantil concreto o en el centro de secundaria donde estudiaron ellos mismos, por ejemplo y a veces eso puede llegar a quitarles el sueño.


Entiendo que el Proyecto Educativo de un centro es muy importante puesto que en él se encuentra el ideario de la institución a partir del cual se lleva a cabo su labor diaria, sin embargo, no hemos de obsesionarnos con ello puesto que, en ocasiones, el destino puede jugarnos una mala pasada y hacer que nuestro hijo (en adelante, utilizaré la palabra hijo para referirme tanto a hijo como a hija, sin distinción de sexo) no pueda entrar donde deseábamos. Si eso sucediera, ¡que no cunda el pánico! os presentaré algunos aspectos que os ayudarán a ver que no es el fin del mundo educativo para vuestro hijo.

Y es que la finalidad de este post es exclusivamente quitar angustia a los padres y madres que desean fervorosamente la entrada de su hijo a un centro concreto. Permitidme que os presente algunas variables que pueden seros útiles para “quitar hierro” al asunto.


Aspectos que influirán en el buen desarrollo académico y escolar de los hijos, independientemente del centro al que vayan:

  • UNO: la motivación y el entusiasmo que vosotros, padres, hayáis conseguido transmitir a vuestro hijo para ir al centro, sea un CEIP o un IES (algunas frases que podríais utilizar para animarlos podrían ser: ya lo verás, hijo, es un gran colegio/instituto, vas a conocer a muchos niños/chicos y te lo vas a pasar muy bien…).
  • DOS: la confianza que también vosotros hayáis mostrado en él en relación a su éxito académico (hijo, no importa si el maestro/profesor cree que no podrás, yo sí lo creo y juntos se lo vamos a demostrar…).
johnnyvintage by Flickr
  • TRES: influirá mucho el tipo de vínculo que el niño haya establecido con sus profesores y compañeros. Si se lo pasa bien cuando está en el recreo, si se siente bien valorado por sus educadores, si en clase los compañeros lo tienen en cuenta… todo ello influirá en que disfrute de lo que el centro le ofrece y sepa aprovecharlo para su beneficio.
  • CUATRO: será muy relevante el tutor que le haya tocado, si éste no es maestro o profesor por vocación, dará igual que vuestro hijo esté en un centro extraordinario porque vosotros no os estaréis beneficiando de ello, y viceversa. Si os ha tocado un centro que no os gusta pero el tutor cree en lo que está haciendo, estaréis de enhorabuena ya que, en el fondo, lo más importante es lo que sucede dentro del aula porque supone casi la totalidad del día a día en la escuela. En el instituto, el rol del tutor también es básico, aunque coincida menos con el alumnado ya que será la figura de referencia para nuestro hijo y para nosotros en el momento en el que tengamos que comunicarnos con el centro por algún motivo.
  • CINCO: si el centro educativo que queríais ofertaba una serie de servicios que el que os ha tocado no tiene, siempre podéis apuntar a vuestro hijo a la extraescolar pertinente para paliar en mayor o menor grado ese déficit. Si vuestras peticiones respecto al centro iban asociadas a cuestiones religiosas o de valores, no olvidéis que la figuras principales que transmiten estos aspectos sois vosotros, padres, no el centro educativo. Vosotros seréis aquellos a los que vuestros hijos imitarán por ser sus figuras referentes.


Como podéis ver, el hecho de que vuestro hijo no pueda entrar en el centro que vosotros desearíais no es tan grave como puede parecer a simple vista. Yo he formado parte de un claustro de profesores durante varios años y os puedo asegurar que en ningún centro educativo se pueden hacer milagros. Puede haber buena voluntad y deseos de ayudar a las familias pero sois vosotros, padres, la piedra angular de la educación de vuestro hijo. Así pues, os deseo suerte, espero que vuestro hijo entre donde vosotros elegisteis y, si no es así, no sufráis en demasía, por favor y buscad los puntos fuertes del centro al que ha ido destinado vuestro niño, que seguro que son muchos y variados.

Espero vuestros comentarios. 
¡Nos vemos en el próximo post!



Maite Cobo
Psicóloga Infantojuvenil y Orientadora Educativa
www.maitecobo.es 


2 comentarios:

  1. Muy interesante, creo que le vendrá muy bien a muchos padres. Pero creo que el mayor problema es el proyecto educativo integral que puedan tener unos colegios u otros. En nuestro caso, un centro "por proyectos" donde se respetan muchos los tiempos de los peques (es público, no concertado ni privado), y es algo mucho más importante que esos "servicios" a los que aludes. Temas como mandar deberes a edades muy tempranas, la competitividad que exigen, el bilingüismo, la relación alumno-profesor-padre, etc, etc, son variables que preocupan y que hacen que uno decante sus preferencias por un centro frente a otro. Y creo que ahí, salvo tratar la ansiedad, poco podeis hacer los profesionales. Un gran beso y muchas gracias por tus consejos que siempre vienen bien.

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  2. El proyecto educativo es el eje vertebrador de un centro, es verdad, pero después te encuentras con que la figura del tutor es la que acaba por dar forma al día a a día, especialmente en Primaria. Su figura puede llevar implícita la transmisión de un estilo competitivo o no, independientemente del estilo del centro y la relación entre padres y profesores también será algo que vaya más allá de las reuniones "físicas" que se produzcan entre ambas partes, como bien sabemos los padres. Cuando hablo de servicios, me refiero, justamente, a los idiomas como muy bien apuntas entre otros aspectos. Finalmente, respecto a los servicios como el mío que también formamos parte de la comunidad educativa, podemos ir más allá que tratar la ansiedad del resto de miembros de la comunidad, ¡afortunadamente! Labores como el desarrollo de habilidades sociales, la resolución de conflictos, la sana convivencia entre profesorado y familias o el diagnóstico de menores que desgraciadamente se están detectando (como dislexias, TDAH o incluso depresiones) y cuya finalidad no es medicar sino dar pautas a las familias para aumentar su calidad de vida, son un ejemplo de ello. Gracias por participar con tu comentario, te lo agradezco profundamente :)

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