martes, 9 de julio de 2013

¿Debo poner a mi hijo a hacer tareas escolares en verano?



El curso académico está cargado de rutinas para mayores y pequeños: ir a trabajar, llevar  a los niños a la escuela y a las extraescolares, etc. Y aunque en verano resulta muy tentador dejarlas a un lado, las rutinas relacionadas con el aprendizaje no pueden ser una de ellas.

Varios motivos justifican lo que digo:
  • Por un lado, puedo afirmar de mi época de Orientadora Educativa de colegio que los niños llegaban al centro con una especie de “amnesia” relacionada con todo lo relacionado a los  aprendizajes académicos. “Amnesia” que les duraba hasta bien entrado el mes de octubre y éste era debido, en parte, al hecho de que los niños no habían realizado ningún tipo de tarea escolar durante los meses de julio y agosto.
  • Por otro lado, es una realidad que la anarquía y la falta de rutinas diarias son contraproducentes para los menores ya que el hecho de no saber qué van a hacer durante el día puede llegar a generarles ansiedad, aunque no en todos los casos. Pensad que un día tiene 24 h y que, además de las 10h para dormir, nos quedan otras 14 horas que tendremos que gestionar con nuestros hijos.
  • Además, el exceso de tiempo de ocio puede generar también un uso inapropiado de éste. Con esto quiero decir que, si no realizan rutinas variadas, los niños pueden llegar a ver demasiada TV y dedicar también demasiado tiempo a aparatos como la PlayStation o la Wii.

Propuestas para los padres a realizar de lunes a viernes con los niños (por supuesto se trata de sugerencias que podrán ser adaptadas si vosotros, papás, lo creéis necesario para vuestro hijo/a):
  1. En Primaria, para niños que no hayan suspendido nada, 1h/día de repaso de contenidos realizados durante el curso sería suficiente.
  2. Y en los casos en los que hayan suspendido más de 1 asignatura, el número de horas a dedicar al estudio sería interesante que ascendiera a 1 y 1/2 ó 2h/día.
  3. En Secundaria, para adolescentes que no hayan suspendido nada, 90 min./día.
  4. Y para los que hayan suspendido más de 1 asignatura, el número de horas tendrá que ser de 120 min./día.
  5. Además, para todos los casos, será importante que los niños lean diariamente. Para los que tengan entre 6 y 12 años será suficiente con 15 min. diarios y, para los más mayores, el tiempo de lectura deberá ser de, al menos, 30 min. 
Como veis, lo único que deben dedicar al día es 75 min. en el caso de los más pequeños y 2 horas y 30 min. los más mayores. El resto del tiempo podrán utilizarlo para estar con sus amigos, con vosotros y jugar, jugar y jugar, que tan importante es también para ellos y que supone, sin duda alguna, otra manera de aprender; en el caso de los más pequeñines, la forma principal de aprender aunque esto, si me lo permitís, merece la dedicación de otro post. 

Espero que os haya sido útil, espero vuestros comentarios, nos vemos en el siguiente post ¡gracias! 



lunes, 8 de julio de 2013

Adolescentes y WhatsApp®


La actualidad manda y los problemas que he observado en consulta con mis clientes me han hecho ponerme a analizar la realidad actual y conflictiva que está sucediendo a nuestro alrededor con los jóvenes y la aplicación de mensajería instantánea y gratuita para móviles.


Todos sabemos que la forma de relacionarse de los adolescentes ha cambiado desde que entraron los móviles a sus vidas aunque, sin lugar a dudas, la mensajería a la que hacemos referencia ha llevado dicha revolución a extremos exponenciales.

Un estudio1 realizado en Francia, Reino Unido y España entre 2012 y 2013 por la compañía de telefonía Orange, comunicaba que el 95% de los asmartphone. Además, informaban de que preferían utilizar este tipo de terminal respecto a un ordenador o una tablet para acceder a Internet. Todo ello ha generado que la mensajería instantánea haya pasado a ser la principal forma de comunicación de los adolescentes.
dolescentes tenían móvil y, concretamente, un

¿Qué aspectos positivos tienen el WhatsApp® y las aplicaciones similares? 
Sin duda alguna el hecho de tratarse de una forma de comunicación gratuita y rápida, lo que facilita que los jóvenes puedan mantener con facilidad su red social y sentirse miembros activos de ésta más fácilmente.

¿Y aspectos negativos? 
Pues éstos son diversos, desgraciadamente. Algunos serían los siguientes:

- Desinterés por las personas que el joven tiene delante así como por lo que ocurre a su alrededor.
- Interferencias graves en la vida cotidiana (estudios, tareas del hogar, etc.)
- Adicción. Comportamientos habituales de una persona adicta son:
     • Estar pendiente de la respuesta de un mensaje
     • Revisar continuamente si hay mensajes nuevos
     • Alteración del ánimo y de las relaciones con los demás cuando el móvil le  es sustraído a modo de castigo.
Sexting o envío de fotos comprometidas, como también se le denomina. Los smartphones te permiten enviar las imágenes directamente sin necesidad de que sean transferidas previamente a un ordenador, con lo cual el envío de fotografías pasa a ser rápido y sencillo.
- Acoso, un tema ya clásico en Internet. 
Gossiping: se trata de foros y salas de chat anónimos de cotilleos y maledicencias sobre compañeros de los centros educativos.


RECOMENDACIONES PARA LOS PADRES

Debido a la relevancia que ha supuesto este aspecto para un importante número de familias españolas, me atrevo a proponer una serie de recomendaciones abiertas a constructivas sugerencias. Han sido agrupadas en 5 indicaciones:
  1. No prohibáis el uso de WhatsApp® a vuestro hijo/a ya que al ser ellos propietarios del aparato, podrán burlar con facilidad vuestra prohibición y, como consecuencia, quedaríais desautorizados.
  2. Sin embargo, es más interesante poner límites horarios para evitar que caigan en la adicción.
  3. Si el problema es ya grave, habrá que quitárselo durante 1 ó 2 meses para, a continuación, devolvérselo con límites horarios.
  4. Deberéis dar ejemplo. No hagáis lo que no queráis que hagan vuestros hijos. Ejemplo: si no queréis que envíen o lean mensajes en el móvil durante las comidas, no lo hagáis vosotros.
  5. Hablad con ellos y hacer un ejercicio de concienciación de las nocivas repercusiones que puede tener el envío de imágenes por la red de manera impulsiva, incluyendo los problemas que podrían generarles a medio y largo plazo.
Si la persona que sufre esta adicción tiene otros problemas psicológicos como inestabilidad emocional, inseguridad en uno mismo, incapacidad de comunicarse personalmente o una timidez extrema, tal vez haya de ser derivado a un especialista para que reciba ayuda.

Espero haberos sido de utilidad, ¡hasta el próximo post!

1 http://www.menoresenred.com/2013/04/15/adolescentes-y-whatsapp/ (consulta online 06/07/13)

Photos: garryknight by Flickr

martes, 2 de julio de 2013

Qué hacer para que tu hijo no diga mentiras

Que los niños mientan no es extraño, sin embargo, se trata de un asunto que no hemos de pasar por alto ya que puede llegar a representar un síntoma de algún problema más serio. Cuando son menores de 5 ó 6 años, sus mentiras no suelen ser motivo de preocupación ya que todavía no diferencian entre realidad y ficción y ésta va asociada generalmente al juego y a la fantasía. Tan sólo deberíamos preocuparnos si las mentiras se produjeran constantemente. Sin embargo, a partir de esa franja de edad, las mentiras son reflejo de algo más. 

Razones por las que un niño miente:
  1. Por miedo, básicamente a recibir un castigo por parte de los padres y eso hace que el niño perciba la mentira como una manera de defenderse, a fin de intentar eludir la consecuencia negativa de su acto.
  2. Por aparentar, para sentirse más valorado. Esto ocurre cuando un niño no se siente suficientemente querido y necesita llamar la atención para conseguir la dedicación que necesita. Supondría síntoma de autoestima baja o a problemas de inseguridad.
  3. Para evitar problemas. Este se da más en niños preadolescentes y adolescentes, ya que requiere una mayor elaboración del engaño y en la mayor parte de los casos va dirigido a los padres; su único objetivo es preservar la estabilidad del ambiente en el hogar.
  4. Por imitación. Ellos imitan por naturaleza, de ahí la importancia en que los padres seamos honestos y coherentes con lo que decimos y hacemos, porque ellos imitarán lo que nosotros hagamos, no lo que digamos.

En todos los casos, el niño nos estará informando de que hay algo a su alrededor que no funciona como debiera, y es por medio de las mentiras, como nos está pidiendo ayuda. ¿Qué puedes hacer para conseguir que tu hijo deje de mentir?

  • Crea un clima de confianza que le sirva para tener la seguridad de que puede contarte todo con tranquilidad y sin miedo. Pregúntale porqué mintió y dale confianza para que explique sus razones.
  • Explícale la diferencia entre verdad y mentira, de forma sencilla y adaptándote a su edad. Háblale, además, de los beneficios de la verdad, la honradez y la confianza.
  • Felicítale cuando te diga la verdad, especialmente si ello conlleva riesgo de ser castigado. Por supuesto, si ha actuado mal y nos lo confiesa tendrá que ser sancionado, pero expresándole que nos sentimos orgullosos de su valor por haber sido honesto.
  • No reacciones de manera exagerada cuando mienta. Es preferible regañarle con paciencia y dulzura, evitando amenazas y castigos, así como también en privado antes que hacerlo en público ya que la humillación y la vergüenza no evitarán que el niño mienta en el futuro. 
  • Exprésale el amor que sientes por él. Serán importantes las muestras de cariño para que él sea consciente de que lo quieres y de que es importante para ti. Los besos, los abrazos y las miradas de complicidad que le des nunca serán demasiadas para un niño.
  • Y, sobre todo, da ejemplo: que no te vean mentir ni tampoco prometas cosas que no sepas si vas a poder cumplir. Frases como “mañana sin falta vamos al cine”, si después no se cumplen, harán que pierdas credibilidad ante sus ojos y podrá provocar que no vuelva a creerte.

No obstante, si las mentiras persistieran y te desborda la situación, no dudes en pedir consejo a un especialista para saber qué debes hacer. ¡Estamos para ayudarte! Nos vemos en el próximo post.


Maite Cobo
Psicóloga Infantojuvenil y Orientadora Educativa
www.maitecobo.es



Photo: chefranden by Flickr